LA CAMPAÑA DE POLONIA, OTOÑO DE 1914 ( III PARTE )

[ Páginas 104-112 de la edición inglesa ]

La división permaneció en esa vecindad y fue tambien colocada bajo el mando del general Von Mackensen.

La 41º división de infantería y la 3º división de caballería austríaca fueron apostadas en la boca del Pilica y al sur de Kosjenice.

El cuerpo de Guardias de la Reserva había terminado el asunto de Ivangorod. Este cuerpo trató de expulsar  las fuerzas enemigas que estaban todavía en la margen izquierda del Vístula cerca de Kosjenice, y en esta misión recibió asistencia de una brigada del 11º cuerpo de ejército, la cual había sido puesta a su disposición por el comandante del ejército.

Nunca olvidaré la  batalla cerca de Kosjenice. Lo que sucedió fue que cuatro brigadas fueron tomadas en la angosta curva del Vístula, la cual se había transformado en una ciénaga, debido a intensas lluvias. La brigada enfrente de Ivangorod había sido rechzada por un fuerte incursión rusa. Yo temía que el ataque ruso pudiera incidir en el flanco de esas cuatro brigadas, las cuales estaban muy apelotonadas en sus defensas, puesto que ellas no tenían espacio para maniobrar. No pegue ojo esa noche. A la mañana siguiente la posición ante Ivangorod no pareció tan peligrosa. Como los rusos atacaban, la lucha en los pantanos cerca de Kosjenice continuó. Todas las tropas que participaron en estos enfrentamientos los recordaban con horror.

A consecuencia de la marcha al norte del cuerpo de Guardias de la Reserva, al cuerpo Landwehr le había correspondido la obligación de vigilar  el cruce cerca de Novo Alexandria.

Mientras la batalla en Kosjenice estaba en pleno decantamiento recibí un informe aéreo sobre potentes fuerzas enemigas que había cruzado el Vístula también al sur de Ivangorod. Si esto era cierto, nuestra posición habría sido extraordinariamente crítica. El comandante del ejército no tenía reservas de ninguna clase a su disposición; todo había sido comprometido. Fue afortunado para nosotros que este informe se probara falso. El aviador había equivocadamente confundido el campo de batalla cerca de Kosjenice con el sur de Ivangorod. Nada en particular fue transmitido desde el cuerpo Landwehr. Los rusos habían quedado frustrados al cruzar un puente a través del río en Kasinierz, al sur de Novo Alexandria, y el enemigo parecía aguardar acontecimientos.

Nuestro plan de asegurar la línea del Vístula había triunfado, pero Varsovia e Ivangorod todavía permanecían en manos del enemigo y había efectuado un cruce, aunque pésimo, en Kosjenice, al norte de Ivangorod.

VI

El ejército austríaco al sur del Vístula no había tenido éxito en cruzar el río San o ganar terreno al este de Przemysl. El general Von Conrad menos que nadíe esperaba un triunfo.

La larga decisión al sur del río San fue retrasada por la mas urgente necesidad que surgió de la necesidad de reforzar el ala izquierda del IX ejército, en vista de su situación cada vez más apurada. Esta cuestión de los refuerzos estaba estrechamente afectada por los sucesos del San. Si se realizaban progresos allá, podríamos encajar unos pocos tropiezos cerca de Varsovia; si no, seriamos aplastados allí.

La llegada de refuerzos salvaría la situación por un tiempo; pero los refuerzos no fueron autorizados por el Cuartel General, puesto que envió los cuerpos de ejército recién formados a Ypres, y el 15º cuerpo de la Reserva a Prusia Oriental, donde la situación había empeorado.

El mando del ejército propuso que los cuerpos de Guardias de la Reserva, el Landwehr y el 11º , que defendían la línea del Vístula serían relevados por tropas austríacas y desplazados al norte; o mejor todavia, que las tropas austríacas serían empleadas en reforzar nuestra ala izquierda, en el caso de que las tropas alemanas que estaban  ahora familiarizadas con el sector  del Vístula  pudieran permanecer allí puesto que garantizaban la seguridad de la línea. Asi mismo estas operaciones de distracción consumirían un tiempo precioso, y la situación no permitía retraso.

El general Von Conrad estaba tambien convencido de la necesidad de reforzar  la línea de batalla al norte del río Pilica, pero él vetó muy enfáticamente la utilización de tropas austríacas, con la excepción de 2 divisiones de caballería. Nosotros propusimos al Cuartel General y su majestad el Káiser abordar al emperador Francisco José, que devolvió una réplica favorable: aunque el Alto Mando austriaco [ AOK ] mantuvo sus puntos de vista, y el relevo de los 3 cuerpos prusianos fue ordenado.

Por las ordenes del general Von Conrad, el intercambio fue llevado a cabo por partes del I ejército frente a Ivangorod, de un modo que dejaba los cruces abiertos. Las tropas austríacas se lanzaron en persecución de  los rusos de vuelta al Vístula. Nosotros nos oponíamos fuertemente al plan, pero el destino siguió su curso.

Las divisiones de infantería austríacas del I ejército que estaban relevando al cuerpo Landwehr y el cuerpo de Guardia de la Reserva sobre el Vístula se materializó lentamente. El relevo de todas las unidades no pudo completarse antes del día 20. Mientras tanto la situación ante Varsovia había alcanzado un punto que urgía tomar una decisión. Los movimientos envolventes del enemigo se iban haciendo más obvios dia a día, y su presión en torno a Novo Georgievsk y Varsovia estaba incrementándose continuamente

Un periodo de intensa ansiedad y aprensión arrancó. Aceptar la batalla hubiera sido demasiado peligroso. Se hizo evidente que la hora pronto llegaría cuando el general Mackensen y su grupo tuvieron que retirarse ante Varsovia. Pero esto debía hacerse ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Constituía una díficil decisión ¿ Que diría el país ?

En la noche del 17 de octubre consideré que el momento había llegado para ordenar la retirada. Solicité al mariscal Von Hindenburg replegar al grupo del general Von Mackensen desde Varsovia hacia el oeste-suroeste, en la línea Rawa-Skierniwice-Lowicz. Teníamos la esperanza de que allí tendríamos  oportunidad para traer al relevado cuerpo Landwehr a la línea al norte del Pilica entre Novo Miassto y Rawa. Por estos movimientos un nuevo frente había sido ofrecido al ataque ruso. Es verdad que su ala izquierda habría sido insuficientemente protegida por el Landsturm y la caballería, aunque sería posible, si fuera necesario, retirarla. Si los rusos mantenían el acoso cabría la posibilidad de atacarlos en el flanco a traves del Pilica al este de Novo Miassto, usando el 20º y 11º cuerpos de ejército y el cuerpo de Guardias de la Reserva que ya habían sido concentrados allí, o no estarían lejos. Podíamos asegurar una decisión. Mediante esta operaciones ganariamos tiempo. Despues de todo necesitabamos conseguir algo de tiempo si el ejército austriaco al sur del San había tenido éxito.

Desafortunadamente, esto se hizo cada vez más y más dudoso. De hecho, ya en la noche del 17 de octubre fueron los rusos los que cruzaron el San, haciendo que eñ ejércio austríaco no estuviera disponible para cumplir su parte.

El general Von Mackensen salió de las cercanías de Varsovia en la noche del 18. Los movimientos que habían sido preparados anticipadamente, fueron llevadas a cabo en orden ejemplar. El enemigo no obtuvo botín, y solo fue transcurrido un tiempo que emprendió  la persecución vigorosamente.

El 25-26 de octubre Von Mackensen, el cuerpo Landwehr ( que había llegado en ese momento ) y la 37º división de infantería fueron atacados muy violentamente


[ mapa añadido con fin informativo, no original de la edición inglesa de la obra de Ludendorff ] 

en sus nuevas posiciones al norte de Novo Miasto. El ala izquierda había girado de regreso en dirección a Lodz, y la 37º división de infantería tuvo que ser retirada a la margen meridional del Pilica. Por lo demás, permanecimos dueños de la situación en los días siguientes de dura lucha. Pero el ataque a través del Pilica estaba fuera del ámbito de lo posible. Los austriacos sufrieron un gran revés cerca de Ivangorod , y se retiraron a Radom.

Así las cosas habían resultado como nuestro Cuartel General había temido. El I ejército austrohúngaro que había estado de guardia ante Ivangorod desde el 21 de octubre, había  permitido a demasiados rusos  cruzar el Vístula; en vez de conducir al enemigo de regreso, fueron ellos los empujados hacia atrás.

Con el cuerpo de Guardias de la Reserva hicimos lo que pudimos para prevenir el desastre de la izquierda austríaca; pero en vano. Los rusos presionaron hacia delante desde Novo Alexandria e Ivangorod y cruzaron el Vístula en la desembocadura del Pilica también.

Yo supe solo de casualidad de la decisión del I ejército austriaco de replegarse sobre Radom. El teniente coronel Hoffman inmediatamente introdujo una queja en nombre del cuerpo de Guardias de la Reserva. El I ejército austriaco aguantó una pocas horas extra, lo cual fue algo de agradecer. La ayuda había sido enviada al cuerpo de Guardias de la Reserva, pero un ataque sobre el Pilica en dirección norte-sur no era concebible, puesto que las tropas que protegían su flanco derecho estaban flaqueando.

El 11º cuerpo de ejército estaba moviéndose a marchas forzadas a la región del noreste de Lodz, para apoyar el ala izquierda del grupo de Mackensen.

La situación había cambiado enteramente debido a que el ejército austríaco se había retirado desde Ivangorod a Radom. Se esperaba un fuerte movimiento de avance del enemigo.



Nosotros dudábamos si las tropas austríacas estarían dispuestas a resistirlo. Al sur del Vístula también se había vuelto crecientemente delicada la posición austríaca. Toda esperanza de una decisión favorable por la armas se había esfumado. Si el IX ejército permanecía donde estaba sería finalmente rodeado y derrotado . La destrucción del ejército austríaco entonces seguiría como consecuencia natural. El IX ejército tuvo que ser retirado en orden a estar disponible  a operar de nuevo. Era claro que esta maniobra afectaría a las tropas austríacas, aunque los ataques rusos los habían compelido a retirarse en cualquier caso.


La subsecuente declaración austrohúngara de que su ejército se había retirado porque el IX ejército fue retirado es tan cierta como incierta. Encubre el hecho de que la retirada del IX ejército fue en buena medida consecuencia del colapso del ejército austrohúngaro, el cual había luchado gallardamente al principio de la guerra, pero no se había recobrado aún de los efectos de la batalla de Lemberg.

VII
La orden para la retirada, que había entrado en la esfera de lo probable por algún tiempo, fue adoptada el día 27. La situación era altamente crítica. Las operaciones de octubre nos habían proporcionado tiempo, pero no habían sido exitosas. Nosotros tuvimos ahora que esperar que el peor escenario, la invasión probable de Posen, Silesia y Moravia por los ejércitos rusos superiores en fuerza, que había sido prevenido por nuestra concentración y avance en la Alta Silesia a fines de septiembre.
Las líneas básicas de la retirada eran ya familiares para las tropas alemanas. Habían sido instruidas una y otra vez para enviar todo lo que pudieran a la retaguardia.En conjunto, esto habías sido efectuado, aunque aquí y allá había más material en las líneas del frente de lo debería haber habido. El problema de mover nuestro transporte pesado sobre los malos caminos me provocó máxima ansiedad.
La retirada fue practicada en una dirección oeste rectilínea en lo posible, para así eludir el movimiento envolvente del enemigo.

En rigor, nuestra “retirada estratégica”, como fue bautizada por los soldados fue ejecutada de acuerdo al plan y en perfecto orden. La campiña estaba abierta. La retirada sería en todo momento un ejemplo de seguridad y guerra humanitaria.

El cuerpo de Guardias de la Reserva pasó un momento difícil sobre el ala derecha, puesto que la  resistencia del I ejército austríaco fue desmoronándose paulatinamente, y se ablandó por  los ataques frontales enemigos.

Los ejércitos austríacos se retiraron a ambos lados del Vístula hasta que llegaron a la altura de Cracovia, y parte de sus fuerzas se encontraron asimismo justo en los Cárpatos al noroeste de Przemysl.

Del IX ejército las siguientes unidades se habían tenido que retirar:
El cuerpo de Guardias de la Reserva, el 20º cuerpo de ejército y el cuerpo Landwehr, pasada la línea Kielce-Tomaschow,a medio camino de la línea Cracovia-Czestochova al norte de esta última.
El 17º cuerpo de ejército y el cuerpo del general Von Frommel, past la línea Petrikau-Lodz conectado con el cuerpo Landwehr en Wielun.
Se habían preparado posiciones alrededor de Czestochova y Wielun.
El 11º cuerpo de ejército, el cual withdrew al suroeste de Sieradz.
Entre los ríos Prosna y Wartha, la 5º división de caballería, que había venido desde el frente Occidental; la 8º división de caballería, y la 7º división de caballería fueron concentradas por el general Von Frommel, quien ahora cedió su mando dela 35º división de la Reserva y la división Landwehr del conde Von Bredow.
Las formaciones Landsturm regresaron a la línea Kalisz-Wreschen-Thorn.

Los rusos siguieron adelante con toda furia. Nos atacaron muy duramente también en Prusia Oriental y cerca de Mlawa. La situación se ponía muy seria. Aguardabamos por una oportunidad de reasumir la ofensiva, pero con el ejército austríaco tan cercano, semejante operación habría sido arriesgada y, en cualquier caso, la ofensiva podría solamente consistir en un ataque frontal. Solo hubiéramos fracasado.


Una gran decisión tenía que ser tomada ahora. Yo estaba más y más convencido que nuestra única salida era enviar una gran parte del ejército  por ferrocarril a Hohensalza y Thorn, y desde allí conducirlo hacía abajo a lo largo del Vístula en la dirección Lodz-Lowicz, para que pudiera caer sobre el flanco de los rusos y provocar un parón en su avance. Que fuerzas podían ser dispuestas para esta operación era una  cuestión extra.

Nuestra primera misión era retrasar a los rusos tanto como fuera posible y mantenerlas alejadas de los ferrocarriles alemanes. La destrucción de ferrocarriles y caminos había sido preparada de una manera concienzuda. La experiencia nos ha demostrado que un ejército moderno no puede operar más allá de 120 kilómetros de sus cabeceras ferroviarias. Si esto se cumplía, y nosotros estábamos a destruir los ferrocarriles tan absolutamente como esperaba, podíamos esperar un parón temporal de las masas rusas, incluso sin luchar, antes de que ellos rebasaran nuestra frontera. A pesar de todos nuestros preparativos, no era cosa fácil efectuar la destrucción de los ferrocarriles puesto que las tropas siempre querían diferir la operación. Pero no había tiempo para dilaciones. Di las ordenes y me asegure de que las cumplieran. El capitán Sperr me asistió espléndidamente. Sin más retraso las tropas demolieron los puentes de las carreteras. Una inmensa labor fue llevada a cabo.

Tuve la satisfacción de ver que gradualmente el avance enemigo fue ralentizándose, y por último se detuvo a bastante distancia de la que he mencionado, y esto a pesar de que habíamos dejado atrás grandes depósitos, la destrucción de los cuales yo había prohibido.






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