LA CAMPAÑA DE POLONIA OTOÑO DE 1914 ( IV PARTE )

[ PAG. 112-119 del original]

VIII
A finales de octubre el general Von Falkenhayn me citó  en Berlín. El general Von Conrad le había sugerido que grandes fuerzas del Oeste fueran enviadas al frente Oriental. El general Von Falkenhayn habló esperanzadoramente del ataque cerca de Ypres y quería posponer decisiones más allá. Yo no estaba en disposición de darle información precisa sobre los planes de nuestro equipo. Nada se había decidido aún.
En Berlín yo sentía que estaba en otro mundo. La diferencia entre la inmensa tensión bajo la que había estado viviendo desde el principio de la guerra y el modo de vida en Berlín era demasiado grande. La pasión por la diversión y el placer reinaban supremamente. La gente no parecía asumir la seriedad de nuestra posición en la guerra. Yo estaba desagradablemente impresionado y me sentí como un extraño. Estuve contento de regresar a Czestochova y el círculo amistoso de mis camaradas.
En la mañana del 3 de noviembre estaba convencido de que nuestra situación debía ser manejada de manera diferente entre  todos. Le pedí al general Von Hindenburg de acuerdo a un plan que había sido previamente discutido, conducir nuestras fuerzas alrededor Hohensalza. Ordenes a este efecto fueron inmediatamente dadas y nosotros informamos al Cuartel General de esta decisión.
El Cuartel General había vigilado el desarrollo de los acontecimientos en el Este con la mayor dedicación
.
La situación en torno a Mlawa y la frontera este de Prusia Oriental se iba haciendo más peligrosa día a día. El recién formado 25º cuerpo de la Reserva que había sido enviado a Prusia Oriental como refuerzo, había peleado heroicamente.



Pero pronto se hizo evidente que el valor combativo de las nuevas formaciones estaba lejos del propio de las unidades compuestas de hombres que habían estado largo tiempo en servicio bajo las banderas y estaban comandados por jóvenes y activos oficiales. Estas nuevas formaciones tenían maravillosa virilidad en sus rangos y filas pero no eran auténticos soldados aún. Su coraje y devoción no compensaba su falta de entrenamiento. Todavía más, el amplio  número de oficiales de la reserva quienes encontraron destino en estas nuevas formaciones  dieron lo mejor de sí, pero asimismo, faltaba experiencia actualizada. Había excepciones, claro esta.


Un ejército no se hace en pocas semanas, se requiere un largo entrenamiento y tradición. La prueba de esta afirmación  son el ejemplo  de las tropas británicas y americanas. Ellos también han tenido que pagar muy caro por su intrepidez. El 25º cuerpo de la Reserva no había estado disponible para efectuar ningún cambio apreciable en la situación de las fronteras de Prusia Oriental. No era de esperar que el Gran Duque con sus fuerzas enormemente  superiores, no solamente haría una tentativa decisiva de conducir a Alemania y Austria fuera de la cuenca del Vístula e intentar asegurar una decisión, o al menos impedirnos mover nuestras tropas.


Sobre el conjunto de la frontera oriental del reino de Prusia las batallas estarían pronto en marcha,  en una espiral de acción-reacción una y otra vez. Un mando unificado era indispensable. Esta cuestión ya había sido discutida en el momento de mi encuentro con el general Von Falkenhayn en Berlín. El 1 de noviembre su Majestad designó al general Von Hindenburg  Comandante en Jefe del Este [ NT: en alemán, Oberost ], al mismo tiempo que lo relevaba de su posición como comandante del IX ejército. A nuestra petición, al general Von Mackensen le fue otorgado este puesto. Yo permanecí como jefe de estado mayor del general Von Hindenburg. La mayoría de mis colegas fueron asignados a este nuevo equipo.


La esfera de mando del Comandante en Jefe del Este ahora se extendía definitivamente sobre el VIII y IX ejércitos, y los estados mayores del 1º , 20º ,17º , 2º , 5º y 6º cuerpos de ejército en las provincias de Prusia Oriental y Occidental, Pomerania, Posen y Silesia y las fortalezas situadas allí. 


Subsecuentemente, el cuerpo de Zastrow sobre la línea Soldau-Mlawa, ahora bajo las órdenes del cuartel general del VIII ejército, fue puesto bajo el mando directo del Comandante en Jefe del Este.


Esta unificación de los mandos funcionó correctamente. Aliviaba al Comandante en Jefe de los detalles de la dirección del ejército sobre el terreno. Por lo mismo, hubo ocasiones cuando fue necesario vulnerar la jurisdicción de los equipos de ejércitos por medio de ordenes directas sobre sus comandantes.  No agradaba mucho intervinir de esta manera, y al principio quizás yo fui  de los que  menos lo apreció. Creo que  rectifique al curso correcto más tarde.


El cuartel general del Comandante en Jefe del Este se movió a Posen. Tuvimos nuestra sede en el Palacio Real y permanecimos allí hasta principio de febrero de 1915. Este fue un periodo particularmente embarazoso y ocupado. Aquí empezó el modo regular de vida que practiqué hasta mí dimisión. 


IX


Todos nosotros en el cuartel general estábamos profundamente imbuidos con el sentido de nuestra enorme responsabilidad, y no teníamos ilusiones ante lo que estaba en juego. En Posen era más fácil que en Polonia sentir el pulso de nuestro país y asumir su temor a una invasión hostil con todas sus terribles consecuencias. No podíamos en ningún caso agravar este temor con nuestras medidas militares. La suerte de las batallas inmediatas era incierto. La superioridad rusa en número era grande, nuestras tropas estaban agotadas y a nuestros aliados les restaba poca capacidad de lucha.


Desde las provincias fronterizas los jóvenes capaces de portar armas eran reclutados. Las posiciones estratégicas era reconocidas y las órdenes emitidas para su construcción. Las minas en varios distritos de Polonia habían ya sido convertidas en impracticables, y medidas fueron ahora tomadas para la demolición de los ferrocarriles alemanes y minas en los distritos fronterizos. El comandante del 6º cuerpo de ejército, en respuesta a mis requerimientos había convocado a varios expertos en minas en su provincia , y solicitó su consejo  sobre el mejor método para destruir las minas de la Alta Silesia. La ejecución de las medidas necesarias fue ahora decidida. El terror de inmediato se extendió a través de  la región. Yo tenía que hacer imposible para los rusos el uso de las minas para un largo periodo. Los intereses militares lo hacían imperativo. Más adelante durante la guerra los ingleses arrasaron los campos petrolíferos rumanos incluso mas rudamente. El carbón es de igual importancia en una guerra en curso.


Como así fue, la opinión de una alta autoridad fue tomada, y se probó posible modificar el esquema de destrucción un poco.


La actitud de los habitantes polacos de nuestras provincias fronterizas no fue conciliadora. Ellos fueron muy reservados y distantes. Ningún hombre sensato habría esperado algo diferente.


En vista de nuestra inferioridad numérica, era muy importante para la inminente decisión  que nosotros preparasemos las fortalezas orientales prusianas y los varios cuerpos de ataque bajo nuestro mando para que todas esas tropas y material bélico disponible que podían ser utilizados para operaciones activas en el campo. Tuvimos que comenzar con este sistema incluso en agosto de 1914, y en el transcurso del tiempo estuvimos en disposición de formar un gran número de divisiones en el Este extraídas del Landsturm, Landwehr, y antiguas tropas de las fortalezas tal como el general Von Moltke tuvo a disposición para la batalla de Koninggratz. Más tarde, a esta divisiones se les dieron números, como a las divisiones activas, pero esto no cambió su carácter especial. Naturalmente las demandas hechas a estas divisiones especialmente en relación a luchar y marchar  no eran las mismas que las requeridas de unidades  compuestas de hombres jóvenes, pero en momentos de gran tensión era frecuentemente imposible darles un trato especial.

Estas tropas hicieron más de lo que era razonable esperar de ellas. Dieron lo mejor en defensa de la tierra, la patria, sus mujeres y sus hijos.


El VIII ejército, en las fronteras orientales de Prusia, había podido gradualmente formar varias divisiones Landwehr. De las guarniciones de las fortalezas del Vístula y el Landsturm un cuerpo de defensa de fronteras había sido formado, el cuerpo Zastrow, fuerte en dos divisiones, que subsecuentemente se convirtió en el 17º cuerpo de la Reserva. La fortaleza de Thorn, que había sido su principal ( la 35º división de la Reserva )  en la línea cerca de Czestochova, gradualmente formó una nueva reserva principal conocida como cuerpo Von Dickhuth. Este cuerpo fue subsecuentemente empleado en la margen derecha del Vístula en la dirección de Plock. La principal reserva de Thorn fue ahora la brigada Landsturm de Von Westernhagen, la cual había sido llevada hasta el Bzura y retirada a Wlozlawek durante el repliegue del IX ejército.


La fortaleza de Posen también nos proporcionó una reserva principal, la cual había formado parte del cuerpo del general Von Frommel, y había sido brillantemente dirigida por el general conde Von Bredow en la campaña de Polonia. Su Landswehr no tenía cocinas de campaña, ellos atacaron a los rusos con la idea de procurarse algunas, y lo consiguieron. La fortaleza de Posen ahora producía crecientes fuerzas. El cuerpo de Posen, que había sido concentrado en torno a Kalisz, era una división muy fuerte, y había sido equipada con gran cuidado. El gobernador de Posen, el  general Von Koch, y su jefe de estado mayor, el coronel Marquard, se tomaron grandes molestias a este fin.


El cuartel general del estado mayor del 6º cuerpo de ejército formó el cuerpo de Breslau para la defensa de la frontera al este de Kempen.  Llevó largo tiempo antes de que esto fuera hecho y el cuerpo estuviera listo  para ir a la línea.


El comandante Von Bockelberg destacó por la ayuda que me proporcionó para levantar estas nuevas formaciones.



X

Cuanto más reflexionaba acerca del problema que nos atenazaba y meditaba nuestra posición y nuestro temible peligro, más firme era mi resolución, si era posible, de cambiar las operaciones de Czestochova  en un arrollador y aniquilante golpe. Solo eso podía definitivamente salvarnos.   No era suficiente llevar al enemigo meramente a un parón, la idea no fue una súbita inspiración, sino que se había formado lentamente en mi pensamiento.


Así que las tropas del Comandante en Jefe del Este podía ceder fueron reunidas para el avance entre Wreschen y Thorn. El general Von Conrad, con la comprensión de sus soldados, dio toda la asistencia posible.


El VIII ejército había sido debilitado y no podía cumplir el objetivo de cubrir la frontera este de Prusia Oriental. Este ejército encontró apoyo operativo tanto en las recientes posiciones construidas entre los lagos Spirding y Mauser y la línea fortificada del río Angerapp. El ejército  sucesivamente entregó su muy exhausto 25º cuerpo de la Reserva, de cuyo estado nosotros solo supimos más tarde, y el 1º cuerpo de la Reserva con la 1º y 36º división de la Reserva. Estas tropas fueron enviadas a Thorn, en la dirección de la línea Wlozlawek-Lodz. El comandante del VIII ejército, general Otto Von Below, tenía ahora que administrar  sus recursos cuidadosamente, en orden a estar preparado a sostener las posiciones que  podía tener que ocupar en una emergencia. Tuvo que ser asumido, además que el alcance de este objetivo provocaría excepcionales requerimientos tanto a los jefes como a los hombres. El cuerpo Zastrow recibió órdenes de mantener irrevocablemente  Soldau, puesto que la existencia del VIII ejército y el destino de Prusia Oriental dependía de ello.


Habría sido particularmente útil si pudieramos haber robustecido este frente. Un potente ataque desde Mlawa contra el Narew entre Roshan y Pultusk habría sido el más efectivo apoyo para las operaciones en la margen izquierda del Vístula. Pero teníamos que limitar nuestros objetivos para que el éxito del ataque de flanco sobre la margen izquierda pudiera ser asegurado. De otro modo nuestros recursos meramente se habrían disipado. Fue ya bastante que nosotros reforzaramos el cuerpo Zastrow lo suficiente para que constituyera una amenaza  para el norte de Polonia, y llevar al enemigo a creer, aunque solamente por un corto periodo, que una ofensiva aquí estaba en ciernes. Fuertes contingentes rusos fueron concentrados al norte de Novo Georgievsk. Era importante para la batalla en la margen izquierda del Vístula que ellos estuviesen retenidos allá.


La brigada Westernhagen, y más tarde, una porción de las nuevas principales reservas desde Thorn, estuvieron disponibles para el movimiento de avance sobre la margen derecha del Vístula. Habíamos pensado enviarlas hacia Plock, para así crear una falsa impresión de conjunción con el cuerpo Zastrow. Una vez en Plock, era posible  hacerlas cruzar y usarlas en la batalla de la margen izquierda.

LA CAMPAÑA DE POLONIA, OTOÑO DE 1914 ( III PARTE )

[ Páginas 104-112 de la edición inglesa ]

La división permaneció en esa vecindad y fue tambien colocada bajo el mando del general Von Mackensen.

La 41º división de infantería y la 3º división de caballería austríaca fueron apostadas en la boca del Pilica y al sur de Kosjenice.

El cuerpo de Guardias de la Reserva había terminado el asunto de Ivangorod. Este cuerpo trató de expulsar  las fuerzas enemigas que estaban todavía en la margen izquierda del Vístula cerca de Kosjenice, y en esta misión recibió asistencia de una brigada del 11º cuerpo de ejército, la cual había sido puesta a su disposición por el comandante del ejército.

Nunca olvidaré la  batalla cerca de Kosjenice. Lo que sucedió fue que cuatro brigadas fueron tomadas en la angosta curva del Vístula, la cual se había transformado en una ciénaga, debido a intensas lluvias. La brigada enfrente de Ivangorod había sido rechzada por un fuerte incursión rusa. Yo temía que el ataque ruso pudiera incidir en el flanco de esas cuatro brigadas, las cuales estaban muy apelotonadas en sus defensas, puesto que ellas no tenían espacio para maniobrar. No pegue ojo esa noche. A la mañana siguiente la posición ante Ivangorod no pareció tan peligrosa. Como los rusos atacaban, la lucha en los pantanos cerca de Kosjenice continuó. Todas las tropas que participaron en estos enfrentamientos los recordaban con horror.

A consecuencia de la marcha al norte del cuerpo de Guardias de la Reserva, al cuerpo Landwehr le había correspondido la obligación de vigilar  el cruce cerca de Novo Alexandria.

Mientras la batalla en Kosjenice estaba en pleno decantamiento recibí un informe aéreo sobre potentes fuerzas enemigas que había cruzado el Vístula también al sur de Ivangorod. Si esto era cierto, nuestra posición habría sido extraordinariamente crítica. El comandante del ejército no tenía reservas de ninguna clase a su disposición; todo había sido comprometido. Fue afortunado para nosotros que este informe se probara falso. El aviador había equivocadamente confundido el campo de batalla cerca de Kosjenice con el sur de Ivangorod. Nada en particular fue transmitido desde el cuerpo Landwehr. Los rusos habían quedado frustrados al cruzar un puente a través del río en Kasinierz, al sur de Novo Alexandria, y el enemigo parecía aguardar acontecimientos.

Nuestro plan de asegurar la línea del Vístula había triunfado, pero Varsovia e Ivangorod todavía permanecían en manos del enemigo y había efectuado un cruce, aunque pésimo, en Kosjenice, al norte de Ivangorod.

VI

El ejército austríaco al sur del Vístula no había tenido éxito en cruzar el río San o ganar terreno al este de Przemysl. El general Von Conrad menos que nadíe esperaba un triunfo.

La larga decisión al sur del río San fue retrasada por la mas urgente necesidad que surgió de la necesidad de reforzar el ala izquierda del IX ejército, en vista de su situación cada vez más apurada. Esta cuestión de los refuerzos estaba estrechamente afectada por los sucesos del San. Si se realizaban progresos allá, podríamos encajar unos pocos tropiezos cerca de Varsovia; si no, seriamos aplastados allí.

La llegada de refuerzos salvaría la situación por un tiempo; pero los refuerzos no fueron autorizados por el Cuartel General, puesto que envió los cuerpos de ejército recién formados a Ypres, y el 15º cuerpo de la Reserva a Prusia Oriental, donde la situación había empeorado.

El mando del ejército propuso que los cuerpos de Guardias de la Reserva, el Landwehr y el 11º , que defendían la línea del Vístula serían relevados por tropas austríacas y desplazados al norte; o mejor todavia, que las tropas austríacas serían empleadas en reforzar nuestra ala izquierda, en el caso de que las tropas alemanas que estaban  ahora familiarizadas con el sector  del Vístula  pudieran permanecer allí puesto que garantizaban la seguridad de la línea. Asi mismo estas operaciones de distracción consumirían un tiempo precioso, y la situación no permitía retraso.

El general Von Conrad estaba tambien convencido de la necesidad de reforzar  la línea de batalla al norte del río Pilica, pero él vetó muy enfáticamente la utilización de tropas austríacas, con la excepción de 2 divisiones de caballería. Nosotros propusimos al Cuartel General y su majestad el Káiser abordar al emperador Francisco José, que devolvió una réplica favorable: aunque el Alto Mando austriaco [ AOK ] mantuvo sus puntos de vista, y el relevo de los 3 cuerpos prusianos fue ordenado.

Por las ordenes del general Von Conrad, el intercambio fue llevado a cabo por partes del I ejército frente a Ivangorod, de un modo que dejaba los cruces abiertos. Las tropas austríacas se lanzaron en persecución de  los rusos de vuelta al Vístula. Nosotros nos oponíamos fuertemente al plan, pero el destino siguió su curso.

Las divisiones de infantería austríacas del I ejército que estaban relevando al cuerpo Landwehr y el cuerpo de Guardia de la Reserva sobre el Vístula se materializó lentamente. El relevo de todas las unidades no pudo completarse antes del día 20. Mientras tanto la situación ante Varsovia había alcanzado un punto que urgía tomar una decisión. Los movimientos envolventes del enemigo se iban haciendo más obvios dia a día, y su presión en torno a Novo Georgievsk y Varsovia estaba incrementándose continuamente

Un periodo de intensa ansiedad y aprensión arrancó. Aceptar la batalla hubiera sido demasiado peligroso. Se hizo evidente que la hora pronto llegaría cuando el general Mackensen y su grupo tuvieron que retirarse ante Varsovia. Pero esto debía hacerse ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Constituía una díficil decisión ¿ Que diría el país ?

En la noche del 17 de octubre consideré que el momento había llegado para ordenar la retirada. Solicité al mariscal Von Hindenburg replegar al grupo del general Von Mackensen desde Varsovia hacia el oeste-suroeste, en la línea Rawa-Skierniwice-Lowicz. Teníamos la esperanza de que allí tendríamos  oportunidad para traer al relevado cuerpo Landwehr a la línea al norte del Pilica entre Novo Miassto y Rawa. Por estos movimientos un nuevo frente había sido ofrecido al ataque ruso. Es verdad que su ala izquierda habría sido insuficientemente protegida por el Landsturm y la caballería, aunque sería posible, si fuera necesario, retirarla. Si los rusos mantenían el acoso cabría la posibilidad de atacarlos en el flanco a traves del Pilica al este de Novo Miassto, usando el 20º y 11º cuerpos de ejército y el cuerpo de Guardias de la Reserva que ya habían sido concentrados allí, o no estarían lejos. Podíamos asegurar una decisión. Mediante esta operaciones ganariamos tiempo. Despues de todo necesitabamos conseguir algo de tiempo si el ejército austriaco al sur del San había tenido éxito.

Desafortunadamente, esto se hizo cada vez más y más dudoso. De hecho, ya en la noche del 17 de octubre fueron los rusos los que cruzaron el San, haciendo que eñ ejércio austríaco no estuviera disponible para cumplir su parte.

El general Von Mackensen salió de las cercanías de Varsovia en la noche del 18. Los movimientos que habían sido preparados anticipadamente, fueron llevadas a cabo en orden ejemplar. El enemigo no obtuvo botín, y solo fue transcurrido un tiempo que emprendió  la persecución vigorosamente.

El 25-26 de octubre Von Mackensen, el cuerpo Landwehr ( que había llegado en ese momento ) y la 37º división de infantería fueron atacados muy violentamente


[ mapa añadido con fin informativo, no original de la edición inglesa de la obra de Ludendorff ] 

en sus nuevas posiciones al norte de Novo Miasto. El ala izquierda había girado de regreso en dirección a Lodz, y la 37º división de infantería tuvo que ser retirada a la margen meridional del Pilica. Por lo demás, permanecimos dueños de la situación en los días siguientes de dura lucha. Pero el ataque a través del Pilica estaba fuera del ámbito de lo posible. Los austriacos sufrieron un gran revés cerca de Ivangorod , y se retiraron a Radom.

Así las cosas habían resultado como nuestro Cuartel General había temido. El I ejército austrohúngaro que había estado de guardia ante Ivangorod desde el 21 de octubre, había  permitido a demasiados rusos  cruzar el Vístula; en vez de conducir al enemigo de regreso, fueron ellos los empujados hacia atrás.

Con el cuerpo de Guardias de la Reserva hicimos lo que pudimos para prevenir el desastre de la izquierda austríaca; pero en vano. Los rusos presionaron hacia delante desde Novo Alexandria e Ivangorod y cruzaron el Vístula en la desembocadura del Pilica también.

Yo supe solo de casualidad de la decisión del I ejército austriaco de replegarse sobre Radom. El teniente coronel Hoffman inmediatamente introdujo una queja en nombre del cuerpo de Guardias de la Reserva. El I ejército austriaco aguantó una pocas horas extra, lo cual fue algo de agradecer. La ayuda había sido enviada al cuerpo de Guardias de la Reserva, pero un ataque sobre el Pilica en dirección norte-sur no era concebible, puesto que las tropas que protegían su flanco derecho estaban flaqueando.

El 11º cuerpo de ejército estaba moviéndose a marchas forzadas a la región del noreste de Lodz, para apoyar el ala izquierda del grupo de Mackensen.

La situación había cambiado enteramente debido a que el ejército austríaco se había retirado desde Ivangorod a Radom. Se esperaba un fuerte movimiento de avance del enemigo.



Nosotros dudábamos si las tropas austríacas estarían dispuestas a resistirlo. Al sur del Vístula también se había vuelto crecientemente delicada la posición austríaca. Toda esperanza de una decisión favorable por la armas se había esfumado. Si el IX ejército permanecía donde estaba sería finalmente rodeado y derrotado . La destrucción del ejército austríaco entonces seguiría como consecuencia natural. El IX ejército tuvo que ser retirado en orden a estar disponible  a operar de nuevo. Era claro que esta maniobra afectaría a las tropas austríacas, aunque los ataques rusos los habían compelido a retirarse en cualquier caso.


La subsecuente declaración austrohúngara de que su ejército se había retirado porque el IX ejército fue retirado es tan cierta como incierta. Encubre el hecho de que la retirada del IX ejército fue en buena medida consecuencia del colapso del ejército austrohúngaro, el cual había luchado gallardamente al principio de la guerra, pero no se había recobrado aún de los efectos de la batalla de Lemberg.

VII
La orden para la retirada, que había entrado en la esfera de lo probable por algún tiempo, fue adoptada el día 27. La situación era altamente crítica. Las operaciones de octubre nos habían proporcionado tiempo, pero no habían sido exitosas. Nosotros tuvimos ahora que esperar que el peor escenario, la invasión probable de Posen, Silesia y Moravia por los ejércitos rusos superiores en fuerza, que había sido prevenido por nuestra concentración y avance en la Alta Silesia a fines de septiembre.
Las líneas básicas de la retirada eran ya familiares para las tropas alemanas. Habían sido instruidas una y otra vez para enviar todo lo que pudieran a la retaguardia.En conjunto, esto habías sido efectuado, aunque aquí y allá había más material en las líneas del frente de lo debería haber habido. El problema de mover nuestro transporte pesado sobre los malos caminos me provocó máxima ansiedad.
La retirada fue practicada en una dirección oeste rectilínea en lo posible, para así eludir el movimiento envolvente del enemigo.

En rigor, nuestra “retirada estratégica”, como fue bautizada por los soldados fue ejecutada de acuerdo al plan y en perfecto orden. La campiña estaba abierta. La retirada sería en todo momento un ejemplo de seguridad y guerra humanitaria.

El cuerpo de Guardias de la Reserva pasó un momento difícil sobre el ala derecha, puesto que la  resistencia del I ejército austríaco fue desmoronándose paulatinamente, y se ablandó por  los ataques frontales enemigos.

Los ejércitos austríacos se retiraron a ambos lados del Vístula hasta que llegaron a la altura de Cracovia, y parte de sus fuerzas se encontraron asimismo justo en los Cárpatos al noroeste de Przemysl.

Del IX ejército las siguientes unidades se habían tenido que retirar:
El cuerpo de Guardias de la Reserva, el 20º cuerpo de ejército y el cuerpo Landwehr, pasada la línea Kielce-Tomaschow,a medio camino de la línea Cracovia-Czestochova al norte de esta última.
El 17º cuerpo de ejército y el cuerpo del general Von Frommel, past la línea Petrikau-Lodz conectado con el cuerpo Landwehr en Wielun.
Se habían preparado posiciones alrededor de Czestochova y Wielun.
El 11º cuerpo de ejército, el cual withdrew al suroeste de Sieradz.
Entre los ríos Prosna y Wartha, la 5º división de caballería, que había venido desde el frente Occidental; la 8º división de caballería, y la 7º división de caballería fueron concentradas por el general Von Frommel, quien ahora cedió su mando dela 35º división de la Reserva y la división Landwehr del conde Von Bredow.
Las formaciones Landsturm regresaron a la línea Kalisz-Wreschen-Thorn.

Los rusos siguieron adelante con toda furia. Nos atacaron muy duramente también en Prusia Oriental y cerca de Mlawa. La situación se ponía muy seria. Aguardabamos por una oportunidad de reasumir la ofensiva, pero con el ejército austríaco tan cercano, semejante operación habría sido arriesgada y, en cualquier caso, la ofensiva podría solamente consistir en un ataque frontal. Solo hubiéramos fracasado.


Una gran decisión tenía que ser tomada ahora. Yo estaba más y más convencido que nuestra única salida era enviar una gran parte del ejército  por ferrocarril a Hohensalza y Thorn, y desde allí conducirlo hacía abajo a lo largo del Vístula en la dirección Lodz-Lowicz, para que pudiera caer sobre el flanco de los rusos y provocar un parón en su avance. Que fuerzas podían ser dispuestas para esta operación era una  cuestión extra.

Nuestra primera misión era retrasar a los rusos tanto como fuera posible y mantenerlas alejadas de los ferrocarriles alemanes. La destrucción de ferrocarriles y caminos había sido preparada de una manera concienzuda. La experiencia nos ha demostrado que un ejército moderno no puede operar más allá de 120 kilómetros de sus cabeceras ferroviarias. Si esto se cumplía, y nosotros estábamos a destruir los ferrocarriles tan absolutamente como esperaba, podíamos esperar un parón temporal de las masas rusas, incluso sin luchar, antes de que ellos rebasaran nuestra frontera. A pesar de todos nuestros preparativos, no era cosa fácil efectuar la destrucción de los ferrocarriles puesto que las tropas siempre querían diferir la operación. Pero no había tiempo para dilaciones. Di las ordenes y me asegure de que las cumplieran. El capitán Sperr me asistió espléndidamente. Sin más retraso las tropas demolieron los puentes de las carreteras. Una inmensa labor fue llevada a cabo.

Tuve la satisfacción de ver que gradualmente el avance enemigo fue ralentizándose, y por último se detuvo a bastante distancia de la que he mencionado, y esto a pesar de que habíamos dejado atrás grandes depósitos, la destrucción de los cuales yo había prohibido.