TANNENBERG ( I PARTE )

Convocado al Frente Oriental. El plan de batalla. La batalla. La concentración contra Rennenkampf. La batalla de los lagos masurianos. El comportamiento del ejército ruso. El cambio de péndulo en Occidente.

Las cartas del general Von Moltke y el general Von Stein llamándome al Cuartel General en Coblenza me informaron de que había sido designado jefe de estado mayor del Octavo Ejército en Prusia Oriental; me fueron entregadas por el capitán Von Rochow a las nueve de la mañana del 22 de agosto, en el cuartel general del Segundo Ejército a medio camino entre Wavre y Namur. La carta del general Moltke decía:
Tiene ante usted un nuevo y difícil misión quizás incluso más difícil que la de la tormentosa Lieja (…) Sé que no hay ningún otro hombre  en quien  yo pueda confiar. Puede disponerse a salvar la situación en el Este. No debe enfadarse conmigo por sacarle de su anterior puesto,  ya que usted quizás sea la clave de una acción decisiva, que gracias a Dios será concluyente.
Este es otro sacrificio al que esta llamado por la patria. El Káiser, también, confía en usted. Naturalmente usted no será responsable de lo ya sucedido, pero con su energía usted puede prevenir que ocurra lo peor. Así que responda a esta cita, que es el mayor cumplido que puede ser otorgado a un soldado.
Yo sé que no traicionará la confianza depositada en usted.

El general Von Stein, que en ese tiempo era intendente general, y más tarde se convirtió en ministro de la guerra, concluyó su carta diciendo:
Debes ir allí, en cualquier caso, los intereses del estado lo hacen imperativo. Tu misión es  complicada, pero la cumplirás igualmente.”
Por el capitán Von Rochow supe que el general Von Hindenburg iba a ser comandante en jefe, pero lo que no se sabía era donde se hallaba o si aceptaría el puesto.

Yo estaba orgulloso de mi nuevo objetivo y de la confianza depositada en mí, como revelaban las dos cartas. Estaba entusiasmado con el pensamiento de servir a mi emperador, el ejército y la patria, y en una posición de gran responsabilidad en la coyuntura más crítica. El amor al país, a la lealtad a mi soberano, el aprecio a la verdad que el deber de cada uno es dedicar su vida a su familia y el Estado, estos eran principios inherentes que me acompañaron en el mundo cuando yo dejé el solar de mis padres. Mis padres no eran acaudalados; sus largas y dichosas tareas no les habían traído recompensas materiales. Nuestra felicidad y armoniosa vida familiar fue conducida en unas líneas simples y muy económicas. Tanto mi padre como mi madre lo dieron todo para proveer a sus seis hijos. Aprovecho esta oportunidad de agradecérselo ante todo el mundo.

Tuve que hacer un duro esfuerzo para cumplir mis obligaciones cuando fui un joven oficial, pero mi disfrute de la vida no sufrió en esa tesitura. Buena parte de mi tiempo se consumió en las sencillos apartamentos de los subalternos en Wesel, Wilhelmshaven y Kiel leyendo trabajos de historia, historia militar y geografía. Extendí y mejoré el conocimiento que había adquirido de niño. Aprendí a estar orgulloso de mi patria y sus grandes hombres, y ardientemente seguí la estela de el poderoso y apasionado genio de Bismarck. La tarea de nuestra casa reinante por la Alemania prusiana sobresalió del modo más nítido. La lealtad que yo había jurado se convirtió en un profundo sentimiento de devoción personal.

A medida que aprendí la historia paso a paso me fui convenciendo de que la seguridad del país esencialmente dependía del ejército y la marina, en vista del hecho de que Alemania había sido una y otra vez el campo de batalla de Europa. Al mismo tiempo, mi experiencia vital me hacía apreciar y asumir todo lo que la patria había hecho y estaba haciendo en tiempo de paz a favor de la causa de la cultura y la humanidad. Mi trabajo práctico para el ejército empezó en 1904 cuando  fui designado para el departamento de operaciones del Alto Estado Mayor [ N.T: OHL en acrónimo alemán]. La culminación de mi trabajo fue mi propuesta para el presupuesto de mil millones de marcos.

Durante mucho tiempo mi orden de movilización me había designado como director de operaciones militares del Cuartel General; pero naturalmente, esto cambió cuando tomé el mando del regimiento en Düsseldorf. Mi sucesor en en el Estado Mayor fue escogido para ese puesto. Yo valoré mi posición cono intendente general del II ejército ( al cual quedé adscrito en caso de movilización ) por Lieja, un puesto que de otro modo no hubiera sido particularmente atractivo.

Bajo el liderazgo del general Von Moltke tomé parte en muchas giras de inspección del Estado Mayor y así gané una penetrante comprensión del arte de la guerra a gran escala. Mi nueva posición me ofreció una oportunidad, aunque solamente en un comparativamente reducido campo de acción, de probar si yo entendía la aplicación de las enseñanzas del gran maestro del Estado Mayor, el general conde Von Schlieffen. A ningún soldado podía dársele mejor ocasión. Pero yo estaba profundamente apenado de que mi designación fuera el resultado de una grave coyuntura para mí país. Mis sentimientos patrióticos y convicciones personales me impulsaron a actuar.

En un cuarto de hora me puse en camino con un coche hacia Coblenza. Pasé a través de Wavre. Tan solo el día antes era una ciudad en paz. Ahora estaba en llamas. Aquí, también, el populacho había disparado sobre nuestros hombres. Esa fue mi despedida de Bélgica.

Llegué a Coblenza a las seis en punto de la tarde e inmediatamente informé al general Von Moltke, que estaba agotado. Aquí me enteré detalladamente de la situación en el Este.  El 20 de agosto el VIII ejército atacó al ejército ruso del Niemen [ N.T: 1º ejército ruso ] que dirigía Rennenkampf cerca de Gumbinnen. Esta ofensiva, a pesar del inicio prometedor, no resultó en ningún triunfo decisivo, y tuvo que ser interrumpida. Desde ese instante el ejército entre el lago Mauer y el río Pregel estuvo en completa retirada hasta la margen occidental del río Angerapp, y al norte del Pregel, hasta el río Deime, que era la primera línea de defensa de la fortaleza de Koenigsberg.


El 1º cuerpo de ejército fue traido por ferrocarril desde las estaciones occidentales de Insterburg a Gosslershausen y fue puesto a disposición del comandante del ejército, mientras la 3ª división de la Reserva  fue enviada desde Angerberg hacia el frente Allenstein-Hohenstein para reforzar al 20º cuerpo de ejército. La línea de los lagos desde Nikolaiken a Lötzen que estaba solo medio fortificada estaba en nuestras manos; solo débiles fuerzas del adversario se habían aproximado a la misma.

El general Von Scholtz, jefe del 20º cuerpo de ejército estaba a cargo de la frontera meridional de Prusia Oriental. En el curso de continuos choques con el ejército ruso del Narew [ N.T: 2º ejército ruso] dirigido por Samsonoff, se había concentrado alrededor y al este de Gilgenburg con sus propias divisiones, la 70º brigada del Landwehr ( que estaba todavía bajo su mando ) y parte de las guarniciones de Thorn y las otras fortalezas del Vístula. El enemigo lo estaba presionando duramente.

Cabía la posibilidad del avance de los dos ejércitos enemigos sobre ambos lados de la cadena de los lagos. El general Von Moltke me informó de que el VIII ejército estaba proponiendo evacuar todo el país al este del río Vístula. Solamente las fortalezas serían retenidas con sus guarniciones y defendidas. El VIII ejército no dudaba en adoptar este plan a la expectativa de una veloz decisión en el frente Oeste, tras lo cual Prusia Oriental podría ser reconquistada con refuerzos provenientes de allí y los invasores expulsados.




No hay comentarios:

Publicar un comentario